Podemos comprobar de forma rápida y sencilla cuanto es de
abrupta una cordillera contabilizando sus vértices, todas aquellas montañas que
superan los 500 metros de prominencia. No todas las cordilleras son iguales,
mientras algunas se desarrollan con pendientes suaves y altiplanos uniformes,
otras son extremadamente abruptas, con infinidad de picos vertiginosos.
Cuantos más vértices contenga una cordillera y más próximos
se encuentren entre ellos, más abrupta y vertical será la cadena montañosa que
estemos estudiando. También será mayor el número de cimas secundarias y
accesorias, ya que existe una correlación regular piramidal entre las montañas
más prominentes y otras cimas de prominencia menor.
Si por el contrario cuando analizamos una cordillera
encontramos escasos vértices y además se encuentran distanciados entre ellos, esto nos indicará que
la cadena montañosa que estamos observando es poco abrupta, de desarrollo
suave, probablemente compuesta por mesetas o altiplanos, y montañas con cimas
alomadas.
Es importante señalar la fiabilidad del rango de prominencia
elegido, de +500 metros, ya que nos ofrece una muestra amplia y segura del
número de montañas total que componen una cordillera. Si eligiéramos un rango
superior, por ejemplo ultras de +1000 metros de prominencia, la muestra no
correspondería con la realidad ya que la mayor parte de las montañas
continentales no quedarían reflejadas, favoreciendo montañas aisladas o bien situadas en archipiélagos, con mucha prominencia pero con poca relevancia geográfica en el
conjunto de los grandes sistemas montañosos continentales, habría pues un sesgo importante de
información.
Si por el contrario eligiéramos un rango de prominencia
inferior, el número de montañas a contabilizar sería tan amplio que su estudio
sería farragoso y poco práctico, y no nos ofrecería mucha mayor información en
el objeto de estudio que ahora nos ocupa. Así pues, el estudio de los vértices,
montañas de +500 m de prominencia, por razones de practicidad y
representabilidad se muestra válido y suficiente para darnos una muestra
sencilla y fiable de todos los sistemas montañosos del mundo.
Veamos ahora dos ejemplos prácticos de lo anteriormente
comentado.
En este mapa situado en el sector noreste de la Península Ibérica
se muestran dos sistemas montañosos diferentes, los Pirineos al norte y el
Sistema Ibérico al sur, separados por el río Ebro. Como se puede comprobar la
concentración de vértices en los Pirineos está en torno a las 100 montañas,
cifra muy superior a los únicamente 12 que podemos encontrar en la Ibérica.
La extensión en el espacio de ambos sistemas montañosos es
semejante, pues ambos rondan los 400 kilómetros de longitud, sin embargo la
concentración de vértices en uno y otro es muy diferente. La gran densidad de
picos de más de 500 metros de prominencia en los Pirineos nos indica primero
que seguramente existan muchísimas más cumbres secundarias y accesorias de
menor prominencia dependientes de esos vértices, y segundo, que se trata de una
cordillera bastante agreste, especialmente en su centro, en la frontera entre
Huesca y Francia, donde los vértices se encuentran muy próximos entre ellos.
Por contra en los extremos, la distancia entre los vértices es mayor, lo que
nos da a entender que esas zonas son menos montañosas que el centro.
Sin embargo el Sistema Ibérico situado al sur de la
depresión del Ebro, se muestra bastante distinto, ya que sus vértices son
escasos y se encuentran bastante distanciados unos de otros. Esto indica que
probablemente este sistema este compuesto de amplias llanuras de altura, mesetas
y montañas alomadas en la mayor parte de su orografía.
Veamos ahora otro ejemplo, la gran cordillera de Europa, los
Alpes.
Los Alpes son el ejemplo perfecto de cordillera extrema en
cuanto a niveles de cantidad de montañas, alrededor de 800 vértices, y dada la
proximidad entre ellos, los Alpes evidencian una notable verticalidad. Con semejante número de vértices, el
cálculo de cimas de prominencia inferior puede resultar ciertamente
interminable, con toda probabilidad estamos hablando de bastantes miles de
cimas.
Veamos ahora los Pirineos, Sistema Ibérico y los Alpes en una misma fotografía donde poder compararlos.
Veamos ahora los Pirineos, Sistema Ibérico y los Alpes en una misma fotografía donde poder compararlos.
Comparando los Alpes con los Pirineos, y teniendo en cuenta la extensión de ambas cordilleras, la
densidad de vértices en la relación Alpes-Pirineos es de 4 a 1, esto da una
buena idea de lo abrupto de la cordillera centroeuropea. En el mundo existen
pocos lugares que presenten una concentración semejante de montañas, y
generalmente son lugares remotos e inhóspitos, cercanos a los polos como las
cordilleras de Canadá, Alaska, la Patagonia
o Escandinavia, o cordilleras con montañas de altitud extrema, como las cordilleras de Asia
Central.
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