sábado, 28 de diciembre de 2013

42. Los vértices como medida de las cordilleras.

Podemos comprobar de forma rápida y sencilla cuanto es de abrupta una cordillera contabilizando sus vértices, todas aquellas montañas que superan los 500 metros de prominencia. No todas las cordilleras son iguales, mientras algunas se desarrollan con pendientes suaves y altiplanos uniformes, otras son extremadamente abruptas, con infinidad de picos vertiginosos.

Cuantos más vértices contenga una cordillera y más próximos se encuentren entre ellos, más abrupta y vertical será la cadena montañosa que estemos estudiando. También será mayor el número de cimas secundarias y accesorias, ya que existe una correlación regular piramidal entre las montañas más prominentes y otras cimas de prominencia menor.

Si por el contrario cuando analizamos una cordillera encontramos escasos vértices y además se encuentran distanciados entre ellos, esto nos indicará que la cadena montañosa que estamos observando es poco abrupta, de desarrollo suave, probablemente compuesta por mesetas o altiplanos, y montañas con cimas alomadas.

Es importante señalar la fiabilidad del rango de prominencia elegido, de +500 metros, ya que nos ofrece una muestra amplia y segura del número de montañas total que componen una cordillera. Si eligiéramos un rango superior, por ejemplo ultras de +1000 metros de prominencia, la muestra no correspondería con la realidad ya que la mayor parte de las montañas continentales no quedarían reflejadas, favoreciendo montañas aisladas o bien situadas en archipiélagos, con mucha prominencia pero con poca relevancia geográfica en el conjunto de los grandes sistemas montañosos continentales, habría pues un sesgo importante de información.

Si por el contrario eligiéramos un rango de prominencia inferior, el número de montañas a contabilizar sería tan amplio que su estudio sería farragoso y poco práctico, y no nos ofrecería mucha mayor información en el objeto de estudio que ahora nos ocupa. Así pues, el estudio de los vértices, montañas de +500 m de prominencia, por razones de practicidad y representabilidad se muestra válido y suficiente para darnos una muestra sencilla y fiable de todos los sistemas montañosos del mundo.


Veamos ahora dos ejemplos prácticos de lo anteriormente comentado.

En este mapa situado en el sector noreste de la Península Ibérica se muestran dos sistemas montañosos diferentes, los Pirineos al norte y el Sistema Ibérico al sur, separados por el río Ebro. Como se puede comprobar la concentración de vértices en los Pirineos está en torno a las 100 montañas, cifra muy superior a los únicamente 12 que podemos encontrar en la Ibérica.

La extensión en el espacio de ambos sistemas montañosos es semejante, pues ambos rondan los 400 kilómetros de longitud, sin embargo la concentración de vértices en uno y otro es muy diferente. La gran densidad de picos de más de 500 metros de prominencia en los Pirineos nos indica primero que seguramente existan muchísimas más cumbres secundarias y accesorias de menor prominencia dependientes de esos vértices, y segundo, que se trata de una cordillera bastante agreste, especialmente en su centro, en la frontera entre Huesca y Francia, donde los vértices se encuentran muy próximos entre ellos. Por contra en los extremos, la distancia entre los vértices es mayor, lo que nos da a entender que esas zonas son menos montañosas que el centro.    
Sin embargo el Sistema Ibérico situado al sur de la depresión del Ebro, se muestra bastante distinto, ya que sus vértices son escasos y se encuentran bastante distanciados unos de otros. Esto indica que probablemente este sistema este compuesto de amplias llanuras de altura, mesetas y montañas alomadas en la mayor parte de su orografía.

Veamos ahora otro ejemplo, la gran cordillera de Europa, los Alpes.

Los Alpes son el ejemplo perfecto de cordillera extrema en cuanto a niveles de cantidad de montañas, alrededor de 800 vértices, y dada la proximidad entre ellos, los Alpes evidencian una notable verticalidad. Con semejante número de vértices, el cálculo de cimas de prominencia inferior puede resultar ciertamente interminable, con toda probabilidad estamos hablando de bastantes miles de cimas.

Veamos ahora los Pirineos, Sistema Ibérico y los Alpes en una misma fotografía donde poder compararlos.



Comparando los Alpes con los Pirineos, y teniendo en cuenta la extensión de ambas cordilleras, la densidad de vértices en la relación Alpes-Pirineos es de 4 a 1, esto da una buena idea de lo abrupto de la cordillera centroeuropea. En el mundo existen pocos lugares que presenten una concentración semejante de montañas, y generalmente son lugares remotos e inhóspitos, cercanos a los polos como las cordilleras de Canadá, Alaska, la Patagonia o Escandinavia, o cordilleras con montañas de altitud extrema, como las cordilleras de Asia Central.

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